sábado, 26 de enero de 2008

Así protegen nuestro patrimonio

Una historia reciente de la cerca del Bosque Real de Felipe II contada en tres capítulos

Capítulo I
Un buen día, la cerca de Felipe II apareció rota. Unos señores con máquinas arrasaron 50 metros de cerca para hacer una entrada monumental para los usuarios de una flamante urbanización que se estaba haciendo dentro, con garito y guarda incluido. Aphal puso el grito en el cielo, pero no sirvió para nada; y todos descubrimos que la cerca que levantara un maestro cantero de apellido Redondo en el siglo XVI no estaba catalogada, ni protegida, ni dios que lo fundó y que un abañil moderno podía deshacer cuando le viniera en gana lo que había hecho aquel cantero para mayor gloria de Felipe II. El ayuntamiento no se inmutó; escondió la cabeza bajo el ala y esperó a que escampara.

Capítulo II
No había pasado mucho tiempo cuando nuestro primer regidor saltó a los medios para presentar un proyecto que quizá alguien con buenas intenciones le había contado: " haremos un centro de interpretación del rio Duero en un nuevo edificio que ubicaremos donde antes estuvo el palacio real". A Aphal se le encendieron todas las alarmas y las teles locales se presentaron en el escenario del "crimen". A Enrique ( uno de nuestros mejores activistas de Aphal) no le dio tiempo ni a quitarse el mono; pero defendió delante de la tele nuestro palacete real, o pabellón real de caza, que todavía sigue en pie y que el señor alcalde quería tirar. Puesto en evidencia, volvió el señor alcalde a los medios para "aclarar" que él (ya) no quería tirar nada.

Capítulo III
Los albañiles, crecidos en su autoestima, y por chulear al cantero Redondo, volvieron a la carga (conste que esto es una frase retórica, pues los albañiles sólo son unos mandados ) y otro trozo de cerca despareció, justo pegado al palacete, para más inri, y fue sustituido por unas elegantes bovedillas muy fashion. Bien es verdad que el trozo ahora desaparecido es menos aparente que los tramos de cubos almenados pero... ¿Qué arqueólogo de qué administración oficial ha redactado el preceptivo informe de actuación en un espacio histórico, y con qué liciencia municipal se ha realizado?... ¡Ah, que no hay arqueólogo, ni administración oficial, ni informe, ni licencia, ni interés, ni sensibilidad...pues que venga el cherif y saque las pistolas... y el que más chifle, capador. Y mientras, expectantes, esperamos el capítulo IV. Pero, si no es mucho pedir, que alguien se levante de su sillón, se dirija a la Junta, averigüe quienes son los responsables de Patrimonio, se entreviste con ellos y pida clemencia y amparo para nuestro Bosque Real, para la portada ornada con el escudo de los Reyes Católicos, para la cerca de Felipe II , para el Palacete Real, para las ruinas del Convento del Abrojo, para la bodega que aún conserva una bóveda en pie... Vayan hoy antes que mañana, abandonen la desidia de tantos años hacia nuestro patrimonio. Actúen antes de que las promotoras del ladrillo terminen comiéndoselo todo. Y si están cansados y desganados, no entorpezcan y dejen que otros con más ganas lo hagan.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Capitulo 4º: un tractor, arando la tierra, se mete más de la cuenta en las ruinas del convento y hunde sin querer la bodega de san pedro regalado. Los políticos lamentan el hecho y prometen tomar medidas para depurar responsabilidades.
Capítulo 5º: olvidado el hecho sin haber tomado ninguna medida ni depurado nada, deciden encargar a richar Rogers un edificio moderno como centro de interpretación de las ruinas del abrojo donde ya no queda nada.

Marcos dijo...

Me puedo sumar a todas y cada una de las reivindicaciones que se plantean, excepto a la de la ceca de Felipe II. Convendría hacer una aportación histórica a la tal cerca, que ni es de Felipe II ni del siglo XVI, mas bien del XX. Hablo de la cerca, no de la puerta.

Anónimo dijo...

Los documentos históricos consultados por algunos historiadores nos dicen lo siguiente:
En 1757 Fr. Antonio de San José Pontones, religioso jerónimo, fue encargado para reconocer el estado del edificio del Palacio Real, que seguía su agónica existencia tras el incendio del siglo XVII; se recomendó entonces la reparación de la cerca del Bosque del Abrojo, que andaba malparada a lo largo de sus 7.654 pies de perímetro después de varias intervenciones desde su primera construcción por el cantero Juan Redondo en el año 1556.
Leído en
Jesús Urrea: "Palacios Reales".
J. Ortega Rubio: "Los pueblos de la provincia de Valladolid. Laguna de Duero".